World of Warcraft es la segunda serie de cómics ambientada en el mundo creado en el videojuego homónimo. En esta ocasión, en cualquier manera, la dependencia con dicho juego -del cuál cabe suponer que respetará la ambientación- no supone ninguna traba para el lector novato: se trata de una historia sólida en sí que no hace uso de referencias externas.
Dejando al lado el videojuego (los aficionados juzgarán si realmente es fiel a la estética del mismo, como sugiere su presentación), tenemos una historia de fantasía heroica con claras reminiscencias de Tolkien: nos encontramos en un mundo poblado por todo tipo de razas inteligentes más o menos humanoides en el que late un conflicto entre el bien y el mal. Algunas de estas razas, comos los orcos, los grifos o los trasgos, resultarán más familiares a los amantes del género, aun cuando incluyan detalles propios de su mundo; otras, por el contrario, son eminentemente nuevas, como los dracoleones o los elfos nocturnos, aunque mantengan una coherencia a lo que se espera de un universo de fantasía medieval.
En este sentido, el rasgo más distintivo de este nuevo mundo es, a priori, que todos andan enzarzados en guerras (como cabía suponer por el título: world = mundo, war = guerra, craft = artesanía u oficio), y sus existencias giran en torno a las mismas. Las facciones precisas que protagonizan este conflicto a gran escala se desdibujan un poco en el rico elenco de razas implicadas que vemos en el cómic, pero adivinamos fuerzas necrománticas, hordas de criaturas brutales y caballerosas mesnadas civilizadas.
La primera parte del volumen, no obstante, se centra en una actividad que tenía que ser, por fuerza, popular en este escenario: las luchas de gladiadores. Una de las cuadrillas (luchan por equipos de a tres) y su amo son, de hecho, los protagonistas. Poco a poco, su existencia brutal y trepidante se irá entretejiendo con elementos del telón de fondo y sus personajes, como en buena saga épica, tendrán papeles relevantes en el transcurso de las cosas. Queda por ver cuáles, pues la historia, aunque revela muchos puntos clave, no termina en este primer volumen.
El estilo gráfico desarrollado por Ludo Lullabi encaja muy bien con el planteamiento y con la historia que se presenta. El eje central de la trama son los combates, y el ilustrador explota todo su dinamismo con sus claras influencias orientales. La excusa de los enfrentamientos en la arena -o de cualquier otra escaramuza- sirve para lanzarse a perspectivas imposibles donde lo importante es la sensación de batalla y su representación. Incluso las propias viñetas bailan por toda la página para transmitir este ritmo trepidante, y lo cierto es que se mantiene la acción a un ritmo sostenido durante las más de cien páginas del cómics, aunque haya algún punto confuso.
El coloreado va en la misma línea, sin poner cortapisas a efectos especiales ni al uso de toda la escala cromática. En este sentido, hay que remarcar que la edición de Panini consigue que la impresión sea buena a pesar de la saturación cromática. Queda claro, también, que hay una nueva generación de dibujantes que no duda en apoyarse en recursos gráficos que consideraríamos a priori más pensados para efectos especiales de superproducciones cinematográficas o videojuegos.
Con todos estos elementos tenemos un cómic de fantasía heroica con un enfoque distinto a lo que nos suele traer el género -que no es mucho-, con una trama llena de elementos pero bastante sencilla y clásica, y con un tratamiento gráfico rico y personal que, en principio, ha buscado una continuidad estética con el videojuego. Un buen trabajo de franquicia en el que se ve que se han invertido medios y artistas muy solventes.
Autores
Walter Simonson, a menudo llamado también Walt Simonson, es un dibujante de historietas estadounidense, reconocido principalmente por su trabajo con Thor. Nació el 2 de septiembre de 1946. Su primer trabajo, tras graduarse en la universidad, fue en DC Comics, en la colección Weird War Tales. Más tarde trabajaría para varias editoriales distintas. En 1977 comienza a trabajar en Marvel Comics de forma regular en la serie Thor. Más tarde se ocuparía de otras importantes colecciones, como Los Vengadores. En el sello Malibu se encarga de una serie de su propia creación, Starslammers. También realiza Cyber Force Zero y Weapon Zero para Image.
Ludo Lullabi nació en Alés (Francia) en 1978. Apasionado por el dibujo, los videojuegos, el manga y el cine, empezó a dibujar cómics de forma autodidacta. En 1998 fundó con su hermano la editorial Mercutio, sello con el que publicó sus primeras series. Nitsuendo y El hijo de Papá Noel. En 2001 presenta su nuevo proyecto a la editorial Soleil: Eternal Midnight. A ésta le seguirían Kookaburra Universe y Lilian Cortez. Actualmente trabaja en la adaptación al manga de Lanfeust de Troy y en la serie de cómics World of Warcraft.
Sinopsis (Cortesía de Panini)
El legendario autor Walter Simonson (Thor, X-Factor, Orión) adapta al noveno arte un auténtico fenómeno social: el videojuego masivo World of Warcraft. En las costas de Kalindor encuentran a un hombre inconsciente, sin recuerdos de quién es o cómo llegó hasta allí. Esclavizado por el mago-orco Rehgar Earthfury, este hombre tendrá que luchar por la supervivencia frente a los integrantes tanto de La Alianza como de La Horda. En la búsqueda de su pasado, establecerá inesperadas relaciones con otras razas.