Surgido en la sociedad norteamericana de fines del siglo XIX, tuvo
su época dorada en los ‘60, de la mano de los superhéroes y de empresas
como Marvel y DC Comic. Muchos paises también abordaron el género.
Y este año Barak Obama le estrechó la mano a Spiderman.Muchas infancias de niños estuvieron alumbradas por esos superhéroes
que podían observarse como dibujos animados en la televisión. En todo
juego, siempre hubo alguien dispuesto a transformarse en el Hombre
Araña, Superman o la Mujer Maravilla. Esos personajes nacieron de la
mano del cómic, mayoritariamente a partir de los ‘60, aunque la génesis
del género quizás haya que buscarla a fines del siglo XIX.
Los
cómics surgieron, precedidos de una larga tradición de narrativa
iconográfica en Europa y por un exuberante desarrollo de la
ilustración, en el seno de la industria periodística estadounidense, a
finales del siglo XIX y como consecuencia de la rivalidad de dos
grandes rotativos de Nueva York: el World (New York World), propiedad
de Joseph Pulitzer desde 1883, y el Morning Journal, adquirido por
William Randolph Herast en 1895.
En un clima de intensa competencia
comercial, el World creó, en abril de 1893, un suplemento dominical en
color en el que publicaron sus creaciones los dibujantes del periódico.
Entre éstos figuró Richard Felton Outcault, que desde julio de 1895 dio
vida a una serie de abigarradas viñetas, sin narración secuencial, en
las que con intención caricaturesca mostraba estampas infantiles y
colectivas del proletario barrio de Hogan Alley, en Nueva York. En esta
serie fue tomando cuerpo un protagonista infantil -calvo, orejudo, de
aspecto simiesco y vestido con un camisón de dormir de color amarillo
(coloración adquirida el 16 de febrero de 1896)- que fue bautizado como
Yellow Kid (niño amarillo).
Rápidamente el género fue captando
lectores y comenzaron a aparecer los Syndicates, distribuidores de
material dibujado que les ahorraban a las empresas el mantenimiento de
dibujantes propios.
La existencia de una amplia capa femenina de
lectores de cómics determinó también el nacimiento de la girl strip,
con protagonista femenina, cuya pionera fue Polly and her Pals (1912),
Cliff Sterrett (guión y dibujo). En esta era de “adolescencia” eran
productos culturales bastante candorosos y con un registro temático
notablemente limitado.
Camino a la edad de oro
A partir de 1929,
se inicia una ampliación temática con la introducción de la mitología
aventurera, que derivó una notable ampliación de lectores.
En enero
de 1929, Alan Harold Foster inició la publicación dominical de las
aventuras de Tarzán, el famoso hombre mono ideado por Edgar Burroughs
en 1914. En la misma fecha en que apareció esta tira, también lo hizo
el futurista Buck Rogers, dibujado por Dick Calkins. Dos años más
tarde, la ola de criminalidad engendrada por la prohibición y el
gangsterismo nacido a sus expensas batía marcas sangrientas en la
nación, fue el escenario propicio para la aparición del detective Dick
Tracy de Chester Gould. En estos años, el novelista Dashiell Hammett
tenía a cargo los guiones de Secret Agent X-9.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el cómic derivaría hacia posiciones netamente racistas y de agresividad política.
Pero,
junto al nacimiento de la aventura épica, la principal novedad en la
historia de los cómics de los ‘30 fue la aparición de la modalidad
editorial llamada comic book, que dieron un impulso enorme a la
difusión del género.
Surgió, entonces, una nueva generación de
superhéroes en sus páginas, llamados así por ostentar capacidades
físicas netamente sobrehumanas. El más celebrado y arquetípico fue
Superman, obra del escritor Jerry Siegel y el dibujante Joe Shuster,
que apareció en 1938 en el primer número de Action Cómics Magazine.
Tras
la senda de Superman aparecieron nuevos superhéroes, no siempre
suficientemente imaginativos. Así, Captain Marvel (1938) fue acusado de
plagio ante los tribunales y Fawcet Publications tuvo que suprimirlo en
1945. A la misma generación perteneció Batman (1939), creado por Bob
Kane, al igual que The Flash (1939), escrito por Graner Fox y dibujado
por Harry Lampert.
Ya en los ‘60, de la mano de Stan Lee y Steve
Ditko, nacería Spiderman para una historieta aparecida en el número 15
de la revista Amazing Fantasy. Su identidad secreta es Peter Parker, un
joven estudiante neoyorquino que adquiere asombrosos poderes tras ser
picado por una araña radiactiva. Con el paso de los años, El Hombre
Araña se convirtió en el símbolo de la compañía Marvel Comics, y en uno
de los personajes de ficción del cómic más conocidos en el mundo
entero. El 2009 encontró al superhéroe estrechando la mano del flamante
presidente norteamericano Barak Obama; y mostrándole al mundo su
vigencia, que representa en cierto modo la perpetuidad de un género.
Una recorrida por el mundo
El cómic es un fenómeno de ámbito mundial. A pesar de que
históricamente alcanza su máxima expresión en EEUU y Europa, hoy en
día, países como Japón muestran un importante
volumen de producción y un dinamismo
extraordinario.
En
Francia, la avalancha de cómics estadounidenses se canalizó a través de
la agencia Opera Mundi. Pero la novedad más importante del cómic de
expresión francesa lo aportó, en 1929, el belga Hergé (Georges Rémi)
con el niño aventurero Tintin, flanqueado por su inseparable Milú.
En
España, en donde la revista Pulgarcito (1923) había dado un gran
impulso al género, destacaron algunos excelentes caricaturas y
dibujantes humorísticos, como el extraordinario K-Hito (Ricardo Gracía
López), con sus tiras protagonizadas por Macaco.
Nuestro país tuvo
un fiel exponente surgido del lápiz de Dante Quinterno en 1928 que fue
Paturuzú. El indio tuvo su debut como personaje secundario dentro de la
tira Aventuras de Don Gil Contento (antes llamada Un porteño
optimista).
Y la lista de personajes por suerte, es larga...